30 agosto, 2007

Trigo: ¿A quién favorece la eliminación de los aranceles?

El gobierno redujo los aranceles a la importación de dos cultivos estratégicos para el agro: el trigo y el maíz amarillo. Sin embargo, al tratar este tema es inevitable tocar algunos vergonzosos antecedentes.

Para cualquier agricultor será difícil olvidar el famoso vladivideo, grabado en junio de 1999, donde el empresario Dionisio Romero dialoga con Vladimiro Montesinos sobre el arancel del trigo. Allí, el propietario del Banco de Crédito y Alicorp —la empresa distribuidora de harina y fideos elaborados con trigo importado— le propone a Montesinos que interceda para que el gobierno baje de 25% a 12% el arancel al trigo importado.

«Un temita del interés de mi bolsillo», dijo Dionisio Romero.En ese momento la rebaja del arancel representaba un ahorro de US$60 millones al año para los importadores de trigo (LRA 29, octubre de 2001). A ocho años del famoso vladivideo, cabe preguntarse: ¿quién ganó en esa oportunidad con la reducción de los aranceles al trigo?

Toda repetición es una ofensa

Ahora, en 2007, el gobierno aprobó dos medidas. El pasado 9 de julio publicó el Decreto Supremo 091-2007-EF, donde reduce de 12% a 10% el arancel ad valorem CIF al trigo en grano y al maíz amarillo, además de eliminar la sobretasa transitoria de 5% para las partidas de trigo. Como si esto no fuera suficiente, días después, el 19 de julio, el gobierno publicó otro decreto supremo, el 105-2007-EF, que elimina definitivamente los aranceles al trigo y a la harina de trigo (0%). Según las autoridades, la intención es evitar que aumenten los precios de sus derivados: la harina, los fideos, el pan y la carne de pollo y huevos, para no afectar a los consumidores.

Como no podía ser de otra forma, el presidente del Comité de Molinos de Trigo de la Sociedad Nacional de Industrias, Alejandro Daly, saludó la decisión. «El precio del trigo en el mercado internacional se sigue manteniendo alto. La medida dada por el gobierno va a favor del consumidor, porque están subiendo los precios de las materias primas de primera necesidad», afirma Daly.

Sin embargo, la enérgica protesta de los productores de trigo no se hizo esperar. «El pan no ha bajado. De nada ha servido quitar los aranceles», expresa Fidel Alpaca, presidente de la Asociación Peruana de Productores de Trigo, Cebada y Sucedáneos (APETRICES). «Los aranceles son como una reja de protección que uno pone en su casa para que un extraño no entre tan fácilmente. Sin embargo, al rebajar el arancel, el trigo extranjero ingresará con facilidad», explica.

¿Quién gana? ¿Quién pierde?

La reducción del arancel demuestra una vez más que las prioridades del gobierno se encuentran en el electorado urbano. La medida pretende ser antiinflacionaria; sin embargo, esto es cuestionable, ya que la posición de dominio de los oligopolios molineros probablemente les permitirá trasladar gran parte de este ahorro a sus márgenes de ganancia, en vez de beneficiar al consumidor con precios más bajos.

El gobierno repite el error de los años 1997- 1998, al impedir que los precios altos del mercado internacional se reflejen en el mercado interno. Evita así que los productores locales del cereal puedan obtener mayores precios en chacra. «Además, el trigo de Estados Unidos y Canadá recibe millonarios subsidios. Por eso compite de manera desleal con nuestra cosecha», explica Fidel Alpaca.

Es cierto que en la actualidad los precios del trigo se encuentran altos, pero los productores afirman que eso es coyuntural y que se debe a la actual escasez del cultivo en el mundo, lo cual eleva su precio. El 24 de agosto los precios mundiales de exportación de trigo registraron cifras récord: US$287 por tonelada en Estados Unidos y US$342 en Europa. En el puerto del Callao, el precio CIF llegó en junio y julio a US$285, y se han efectuado compras para setiembre a US$320. Sin embargo, esta situación se da en el corto plazo, porque en el mediano y largo plazo la reducción de aranceles aumentará la vulnerabilidad de los productores locales de sustitutos directos e indirectos.

¿Qué pasará si se da una eventual caída de los precios internacionales? La respuesta es obvia: no se contaría con un mecanismo de protección adecuado, por haberse desmantelado el existente.

(Publicado en "La Revista Agraria", Nº86, agosto 2007)

http://www.cepes.org.pe/revista/r-agra86/LRA86-16.pdf

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