08 marzo, 2012

¿DERECHO A COMER RICO? : EL PERU ESTÁ DESNUTRIDO




Quizá deberíamos cambiar la frase del famoso comercial de Marca Perú: “Tienes derecho a comer rico”, por una pregunta más realista, de tinte dramático y sin tanto megáfono: ¿Tienes alimentos para comer? La respuesta sería como sacarle la venda de los ojos a muchos que aún siguen creyendo que el Perú va camino a su ansiado “primer mundo”. ¿Todavía sigues creyendo que los “pobres” son una especie en extinción y que solamente son casos aislados en Perú? Bueno, si sigues creyendo eso, es que estás viviendo en una burbuja.

La prueba más contundente de que el Perú todavía sigue teniendo niveles comparables a los de un país africano (sin agraviar a los habitantes de dicho continente), pues son las cifras alarmantes, escandalosas y deprimentes sobre la desnutrición crónica en nuestra población infantil.

En la actualidad el Perú, a pesar de su Marca, sus chefs, sus TLCs y sus megaconciertos musicales, tiene un 24% de desnutrición infantil. Es decir, más de 700 mil niños sufren ese problema, según cifras de la ONG Save the Children. ¡700 mil!. Y lo más grave ocurre en el sector rural. Si tú pertenecieras a una familia de una zona rural, tu hijo o hija al nacer tendría un 40% de posibilidades de sufrir desnutrición crónica. ¿Y si naciera en la ciudad? Pues las posibilidades se reducen a 14%, según las cifras del MIDIS. Una diferencia desigual e indignante, y otra muestra de cómo trata el Estado a la población rural. Gobiernos y autoridades de turno han discriminado durante décadas a sus propios compatriotas, principalmente quechuahablantes. Claro, el Ministerio de Economía elabora sus propias cifras sobre desnutrición crónica, y –cómo no es de extrañar- las cifras son menores. Afirman que un niño nacido en el 2011, tiene solo el 9% de posibilidades de sufrir desnutrición crónica y que la cifra está bajando.

Cifras más o cifras menos, lo cierto es que para varias instituciones internacionales que analizan el tema de la desnutrición, el Perú no se diferencia de otros países donde ocurre lo mismo, como Nigeria, Bangladesh, y Pakistán. Coincidentemente estos países también han tenido un crecimiento, si nos fijamos solo en las cifras macroeconómicas. Sin embargo, la riqueza también está siendo mal distribuida en dichos países y sus tasas de desnutrición infantil siguen siendo muy altas. Y es alarmante porque un niño desnutrido sufre efectos irreversibles en el desarrollo de su cerebro y obviamente en su intelecto.

Más allá de analizar los limitados programas de asistencia social y de entrega de alimentos a familias pobres, en el aire flotan varias preguntas: ¿Está funcionando la Estrategia Nacional de Seguridad Alimentaria 2004-2015 que se creó hace 8 años? ¿O se ha convertido en un simple saludo a la bandera y un documento que se está empolvando en los cajones de algún escritorio gubernamental?

Sin presupuesto, sin recursos humanos y sin voluntad política, una estrategia nacional no podrá funcionar ni ser bien aplicada. Si aún tenemos una alta tasa de desnutrición crónica infantil, eso es una evidencia de que los programas sociales y la Estrategia Nacional de Seguridad Alimentaria (que se inició en el 2004), están perdiendo la batalla contra la desnutrición y el hambre en el país. No han conseguido un impacto trascendente en los índices nutricionales.

El concepto más conocido de seguridad alimentaria es sencillo: que las personas tengan acceso seguro -y en todo momento- a alimentos suficientes que les permitan obtener una vida saludable. En el Perú no existe eso para todos. Creo que debemos empezar a entender que la inseguridad alimentaria es una amenaza latente para las familias de las zonas rurales y que se puede extender al resto del país. ¿O acaso queremos que la desnutrición también forme parte del atractivo de Marca Perú?




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