17 septiembre, 2012

3.6 millones de pobres no están siendo visibilizados por el Estado


¿Cuántos peruanos y peruanas pobres existen realmente en el Perú? Si las cifras oficiales dicen que está reduciéndose la pobreza ¿por qué muchos peruanos no sienten esa mejoría? En la siguiente entrevista, el economista Enrique Vásquez Huamán, investigador de la Universidad del Pacífico ─que recientemente publicó el estudio “El Perú de los pobres no visibles para el Estado: La inclusión social pendiente a julio del 2012”─ resalta la importancia de usar otras formas de medir la pobreza, aparte de la monetaria, como por ejemplo la pobreza multidimensional, con la finalidad de visibilizar la verdadera cantidad de personas pobres en el país.
Enrique Vásquez (Universidad del Pacífico)

Entrevista de Ricardo Marapi, periodista del CEPES
A partir de este estudio que han realizado, entre la comparación de pobreza multidimensional y la pobreza monetaria. ¿Cuáles son las principales conclusiones o reflexiones finales a las que han llegado?
Según el INEI, una persona es pobre si tiene una capacidad de gasto mensual por debajo de 272 soles. Al contrastar las mediciones de la pobreza monetaria ─que es a partir de la canasta básica─ entonces nosotros nos preguntamos si realmente ese número, esa estadística, esa manera de medir, refleja el sentir de una población que no necesariamente considera que tiene beneficios del modelo de economía social de mercado. Por eso es que nosotros trabajamos este índice de pobreza multidimensional que aborda nueve componentes de privaciones, donde uno puede percibir que hay elementos importantes que impiden a las personas enfrentar la vida en el corto y mediano plazo. Por ejemplo el tema del nivel educación, acceso a salud y otras condiciones de vida. Entonces, a partir de contrastar la pobreza monetaria del INEI con los cálculos que hemos hecho nosotros ─también usando la base de datos del ENAHO─, encontramos que hay una diferencia de 3.6 millones de pobres que no estarían siendo visibilizados por el Estado porque no los está considerando como personas que están sufriendo privaciones.
¿Cuál es el objetivo de hacer una comparación entre estas dos formas diferentes de medir la pobreza?
Nosotros partimos de que si el PBI crece a un ritmo espectacular, si las reservas internacionales están por encima de 53 mil millones de dólares, si todas las cifras en azul son tan positivas… ¿por qué hay esta conflictividad? Hay personas que no están recibiendo los beneficios del modelo, y esas personas expresan sus reclamos ante instancias públicas. De ahí es que empezamos a encontrar quiénes son esas personas y el índice de pobreza multidimensional nos permite visibilizar a aquellos que realmente no están recibiendo los beneficios. Otra conclusión es que este índice nos permite descomponer, a partir de los índices, las líneas de acción del gobierno. Porque cuando uno mira la pobreza monetaria solo mira la capacidad de gasto en determinados bienes y servicios. Pero, en cambio, el índice de pobreza multidimensional permite identificar estos nueve componentes y te dice por ejemplo: el déficit calórico ha tenido una desmejora del año 2002 al 2010. Entonces el gobierno debe concentrarse en el déficit calórico. Entonces esta medición le dice al gobierno y a los policymakers por donde hay que comenzar a trabajar.
¿Eso significa que esta medición de la pobreza monetaria se ha convertido en una medición muy limitada que ya no se ajusta a los actuales tiempos?
Bueno, ciertamente cuando las personas sienten que ese número no expresa la situación económica de la población, del ciudadano de a pie, yo creo que empieza a perder cierta validez. Nosotros nos preguntamos por qué las personas no sienten que están mejor que antes, a pesar que las cifras oficiales dicen que sí.
Pero eso tampoco significa que la medición de pobreza multidimensional vaya a reemplazar a la medición de pobreza monetaria…
No, lo que nosotros argumentamos es que debe enriquecer la mirada de los gestores de la inversión social, porque la medición de pobreza multidimensional ya se usa en 109 países. Así que de todas maneras ayuda, sobre todo descomponiendo el índice, para identificar  cuáles son las líneas por las que deben comenzar a utilizar mejor los recursos públicos y privados.
¿En la actualidad ningún ministerio está utilizando esta forma de medición de la pobreza multidimensional? ¿Por qué razón?
Ninguno. Lo que pasa es que siempre se ha usado el de pobreza monetaria. En ese sentido nosotros en la Universidad del Pacifico queremos tratar de provocar tanto al Gobierno como a las empresas que practican responsabilidad social, y decirles: porsiacaso tú no has diagnosticado adecuadamente el número de los pobres, ni has identificado qué es lo que exactamente ellos necesitan. Ese es el objetivo de nuestra contribución académica. Creo que el gobierno tendría que repensar cuál es el tamaño de su población objetivo: los pobres monetarios, los pobres multidimensionales o los pobres estructurales. Yo me imagino que a medida que aumenta la sofisticación de la medición de la pobreza a su vez también es más difícil combatirla. Por ejemplo, nosotros hemos hecho un análisis de las variaciones del nivel de pobreza multidimensional del 2010 con respecto al 2011 y solamente 21 mil 550 personas han dejado de ser pobres multidimensionales. Pero si uno mide los pobres monetarios son 790 mil personas. Entonces, si usted está en el campo político o en el campo de gobierno ¿qué indicador utilizaría? Pues el que muestre mayores y mejores resultados.
Es bien difícil que las autoridades cambien su forma de medición de pobreza porque aparecerían más pobres, aquellos que actualmente están invisibilizados.
Bueno, evidentemente eso es lo que ellos han expresado claramente…
¿Usted ve alguna tendencia o voluntad política en el gobierno de adoptar nuevas formas de medición de la pobreza?
Ellos lo conocen y lo calculan, pero no se hace explícito a los medios porque es un compromiso mayor. Fíjese, cambiar un punto porcentual de la pobreza multidimensional es mucho más difícil que un punto porcentual de la pobreza monetaria, porque la pobreza multidimensional implica cambios estructurales muy fuertes. El déficit calórico no lo cambia uno de la noche a la mañana. El tema de disponibilidad y acceso a agua y a desagüe no lo cambia uno de la noche a la mañana.
Si el gobierno no toma en cuenta estas otras formas de medir la pobreza y solo se centra en la medición de pobreza monetaria, sus políticas de Estado continuarían siendo muy limitadas…
Ciertamente están limitadas porque las políticas de Estado están definidas de manera poco claras. Lo bueno de la medición de la pobreza multidimensional, es que al descomponer sus nueve componentes uno claramente puede decir: vamos comenzando por el déficit calórico, luego avanzamos por agua y el acceso a la electricidad. Entonces esa descomposición del índice ayuda al gobernante y al Consejo de Ministros a decir, por aquí primero y por aquí segundo.
Sin embargo, todas las formas de medición de pobreza manifiestan que hay una tendencia de que la pobreza se está reduciendo desde los últimos 10 años.
Claro, la cuestión es el ritmo y la magnitud de la disminución.
¿Qué no está haciendo el gobierno? ¿Por qué el ritmo está andando muy lento?
Lo que no se está haciendo es la articulación de las intervenciones del Estado. La mejor manera de rentabilizar las intervenciones del Estado es cuando hay sinergia de las intervenciones. Por ejemplo, el déficit calórico no se resuelve con mas raciones alimentarias, se resuelve primero educando a la madre y que ella luego tenga mejor acceso a prácticas de manejo alimentario y de administración de los recursos dentro del hogar. En segundo lugar, el déficit calórico se resuelve también con el acceso a agua potable y desagüe. Entonces, todo eso tiene que estar sintonizado. Pero la limitación de tener miradas particionadas o sectoriales justamente impide que haya más velocidad y mayor impacto en el corto plazo en los temas sociales.
Vayamos al tema de la pobreza rural ¿por qué la disminución de la pobreza ha tenido un ritmo más rápido en sectores urbanos que en sectores rurales?
Ha sido más rápido en sectores urbanos por tres elementos: primero, hay una economía de escala, tamaño de población y además políticamente es más atractivo para el gobierno hacer inversiones en el sector urbano. Porque vende más e impacta mejor, por lo tanto rentabiliza el recurso público en ese sentido. En cambio, el ámbito rural de la selva, sierra y costa está alejado, su tamaño de población es reducido y con un impacto políticamente menor. Me imagino que el cálculo político hace que la inversión en las zonas rurales tenga, relativamente, menos prioridad. Cuando nosotros hacemos la medición de la pobreza multidimensional, las zonas de la selva que tienen mayor componente rural, son las que tienen mayor cantidad de pobres no visibilizados. Las regiones que tienen el mayor porcentaje de pobres multidimensionales ─y que no están siendo percibidos como población objetivo─ son Ucayali, Madre de Dios, San Martín, Amazonas y Ancash, que son regiones con alto componente rural de población y de actividad económica rural.
Es decir que son peruanos que según la medición de pobreza monetaria no son pobres pero que según la pobreza multidimensional sí son pobres…
Exactamente. En el caso de Ucayali casi 27.5 por ciento de peruanos de esa región no están siendo visibilizados. Le están diciendo a ese porcentaje de personas: “tú no eres pobre y por eso yo no te estoy llevando la ayuda”. Por eso insisto en que Ucayali, Madre de Dios, San Martín, Amazonas y Ancash son regiones que tienen niveles de pobreza por encima del 20 por ciento. Y es realmente preocupante porque es población que no está siendo atendida y es fundamentalmente rural.
Los “no pobres vulnerables” son aquellas personas que han dejado de ser pobres pero que aún siguen vulnerables a retornar a la pobreza ¿Qué causa esta vulnerabilidad?
La vulnerabilidad fundamentalmente se debe a la fuente de ocupación o a la fuente de trabajo. Lo que pasa es que uno puede conseguir un cachuelo o un trabajo temporal pero que en realidad no es permanente y está sujeto a los va y viene del mercado. Entonces, se dan situaciones en que durante tres meses uno está bien, trabajando y donde le están pagando de acuerdo a su productividad. Pero probablemente los subsiguientes tres meses no tenga ocupación o trabajo. Entonces, los no pobres vulnerables son aquellos que tienen un horizonte laboral relativamente temporal y dependen de las variaciones del mercado laboral.
¿Quiénes son los más vulnerables a regresar a la pobreza? ¿Aquellos que dependen laboralmente de un tercero o aquellas personas que trabajan de manera  independiente, por ejemplo, en la actividad agraria?
Bueno, esa vulnerabilidad siempre estará determinada por el nivel educativo, por el nivel de calificación, y por el nivel de experiencia. Esas tres cosas hacen que la persona tenga mayor o menor empleabilidad. Cuanta mayor experiencia, mayor calificación, y mayor nivel educativo, hace que tenga cierta permanencia en puestos de trabajo. Y cuanto menor sea tendrá mayor vulnerabilidad. Por eso, la razón por la cual las personas dejan de ser vulnerables a la pobreza es cuando se eleva el nivel educativo y se eleva su productividad, porque uno puede terminar la primaria y la secundaria pero si no es tan productivo tampoco es tan empleable. En el caso de la agricultura, el aumentar las capacidades técnicas de los trabajadores, y de los jefes de hogar sobre todo, hace que aumente su productividad y eso evidentemente siempre ayuda.
¿En el sector rural, la actividad agraria sigue siendo un eje fundamental para sacar de la pobreza a los miles de peruanos en el campo?
Nosotros siempre hemos postulado que, más que la actividad agraria, es la actividad agro industrial la que genera mucha demanda laboral sobre todo a jefes de hogares con bajas calificaciones. También está la industria forestal que es una actividad que vincula el factor tierra y trabajo en las zonas rurales. Estos son los dos sectores donde se debería apostar más para generar más oportunidades de empleo.
Si es que llega a impactar fuertemente la crisis en el Perú ¿a quiénes afectará más?
Recordemos que las personas más pobres son aquellas personas que tienen una limitadísima capacidad de poder alterar su capacidad de generación de ingresos. Entonces, estas personas tienen una canasta preponderantemente alimentaria. Las personas pobres destinan más del 72 por ciento de sus ingresos a alimentos. Como se sabe, en los últimos seis meses se ha gestado una crisis de precios hacia la alza, sobre todo de los alimentos, que va a afectar fuertemente a los más pobres porque va afectar el 72 por ciento de su canasta.
¿Qué opinión tiene sobre la agenda de lucha contra la pobreza del gobierno de Humala?
Primero quiero recalcar una sorpresa que me preocupó. El presidente Humala en su discurso del 28 de julio asignó, prácticamente, la reducción de la pobreza en manos del Ministerio del Desarrollo e Inclusión social. Eso es un error conceptual grave porque la reducción en la pobreza solamente se hace con la provisión de trabajo decente vía inversión privada. No se hace a través de programas sociales que son los que sirven para aliviar la pobreza. Eso me preocupó mucho. Creo que ha habido un desliz porque estoy seguro que el ministro Castilla y la ministra Trivelli tienen claridad de que los programas sociales no son para reducir la pobreza. El segundo elemento importante que me preocupa es que no hay claridad en el gobierno para generar los 3.5 millones de puestos de trabajo decente para cumplir su promesa de la Gran Transformación, es decir, que todos los pobres sean incluidos dentro de economía social de mercado. Nosotros hicimos un cálculo de que para cumplir esa promesa se necesitan 3.5 millones de puestos de trabajo decente. ¿Qué es trabajo decente? 12 sueldos al año, pagos de CTS, gratificaciones, vacaciones, acceso a un seguro. Entonces no veo de qué manera los ministerios están sintonizados con esta meta. Lo que debe hacer el gobierno es destinar más recursos a infraestructura. En ese sentido ProInversión debería agilizar sus procedimientos para aumentar, lo más rápido posible, el volumen de inversión en infraestructura, porque esa inversión en infraestructura hace que sea más atractivo para que la empresa privada pueda invertir más. Hay que trabajar mucho más el tema de inversión pública e infraestructura.

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