11 enero, 2013

2013: ¿año de la inversión en el desarrollo rural o una retórica más del gobierno?


Los gobiernos y los políticos en general están acostumbrados a la retórica grandilocuente y a los discursos dirigidos a la platea. Obvio, de eso viven. Pedir a un político profesional que deje de hacer eso es casi imposible. Este pensamiento viene a mi al leer que el gobierno central ha decidido nombrar a este 2013 como el “Año de la Inversión para el Desarrollo Rural y la Seguridad Alimentaria”. Una frase que los funcionarios e instituciones públicas tendrán que consignar en los documentos oficiales.

Pero ¿debemos creer realmente que el gobierno del presidente Ollanta Humala realmente aplicará y se dejará guiar por el rimbombante título con el cual ha sido bautizado este año 2013? Disculpen el pesimismo y la desconfianza pero lo más probable es que el título tan solo servirá como el logotipo o cabecera de las hojas bond que usan los burócratas para rellenar sus documentos en las oficinas estatales.

Surgen varias preguntas sobre el nombre del año 2013. Se habla de “Desarrollo Rural”. Pero ¿de qué tipo de desarrollo rural estamos hablando? ¿Cuál es el concepto que está manejando el gobierno de Humala sobre el tema? Es bien sabido que en la actualidad las diversas instituciones estatales como el Minag, el Midis, el INEI, y otras más, manejan conceptos diversos sobre desarrollo rural, donde la diferencia se encuentra en los matices.

Por ejemplo, algunos especialistas consideran el tema del desarrollo rural como un tema más amplio, donde no está incluido solamente el tema agrario o pecuario sino también otras actividades que se desarrollan en el sector rural; desde las actividades artesanales, el comercio, el transporte, la pequeña minería y otras más. ¿También serán contempladas estas otras actividades no-agrícolas?

El gobierno también tiene como tarea pendiente el uniformizar en sus diversos estamentos y programas el concepto de lo “rural”. ¿Lo rural debe seguir entendiéndose bajo aquella oposición binaria y dicotómica de lo “no-urbano”? ¿Cuáles son los distritos o poblaciones que deben ser consideradas rurales y cuáles no? ¿Se ha discutido en el gobierno el concepto de desarrollo territorial que contempla una fundamental relación entre el campo y la ciudad?

En el último censo nacional del 2007 se consideraba urbana a toda población que vive en poblados «que tienen como mínimo 100 viviendas agrupadas contiguamente». Eso significa que por contraposición, los centros poblados rurales «son aquellos que tienen menos de 100 viviendas agrupadas contiguamente, o que teniendo más de 100 viviendas, estas se encuentren dispersas». Al parecer el gobierno de Humala sigue ajustándose a este concepto puramente cuantitativo que depende de la mayor o menor concentración de la población. ¿Por qué no pensar y entender “lo rural” en base a otros aspectos como lo económico, lo social y lo cultural?

Y mejor no nos metamos en tratar de entender cuál es el concepto de “desarrollo” que maneja el actual gobierno. ¿Las autoridades están pensando que el denominado “Desarrollo Rural” del 2013 también contempla a las explotaciones mineras de las grandes empresas transnacionales como palanca para mejorar la vida de las comunidades? Digo esto porque,  según el Estado, uno de los objetivos del bautizo del 2013 es “ampliar la frontera agrícola, fortalecer capacidades productivas, abrir mercados a los cultivos andinos y amazónicos, trabajar por la conservación de cultivos ancestrales….”, y bla, bla, bla.

¿Cómo no desconfiar en este discurso si la promoción y defensa de la gran minería ha sido la bandera del gobierno humalista, muchas veces en perjuicio de la agricultura? ¿Cómo no desconfiar de toda esta retórica si en los últimos 18 meses el actual gobierno ha tenido hasta tres ministros de Agricultura? ¿Cómo dejarnos convencer cuando el actual gobierno sigue con la tendencia de favorecer a los grandes agroexportadores en desmedro de la pequeña agricultura? ¿Cómo creer en este discurso si en los últimos meses el gobierno central promovió la subasta de miles de hectáreas en Olmos para venderlas a los grandes latifundios? Y obviamente la gran agroindustria no va a sembrar cultivos para alimentos sino aquellos que le son más rentables, por ejemplo caña de azúcar para producir biocombustibles. ¿Así quieren convencernos que el 2013 también será el Año de la Inversión para la Seguridad Alimentaria?

¿Recuerda cuál fue el nombre con el cual se bautizó al año 2012? Pues se llamó “Año de la Integración Nacional y el Reconocimiento de Nuestra Diversidad”. ¿Realmente, y con la mano en el pecho, podemos decir que el gobierno ejecutó medidas trascendentales que han marcado un hito sobre ese tema? ¿Por lo menos hemos dado los primeros pasos para estar más integrados y para reconocer nuestra multiculturalidad? No necesito esperar hasta diciembre de este año para visualizar las respuestas de lo que pasará con el desarrollo rural en el 2013. La tendencia política y económica que el actual gobierno ha heredado, y al parecer con gusto, de sus predecesores parece que seguirá marcando la vida del país.




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